sábado, 20 de junio de 2009

Gelman

La entrada anterior (justo abajo) es de "Salarios del Impío", de Juan Gelman. Juan Gelman, explica Galeano, "escribe alzándose sobre su propias ruinas, sobre su polvo y su basura. Los militares argentinos (...) le secuestraron a sus hijos. (...) A la hija, Nora, la torturaron y la soltaron. Al hijo, Marcelo, y a su compañera, que estaba embarazada, los mataron y los desaparecieron".

Así que Gelman vivía con la desazón mezclada de esperanza: su nieto estaría vivo, su nieto estaría perdido. Vendido, como tantos otros hijos secuestrados.

En "Dibaxu", escribió:

Eres
mi única palabra/
no sé
tu nombre/

Ayer, ETA mató otra vez. Muchos piden la pena de muerte para los impíos. Gelman es más sabio, Eurípides fue más sabio:
La muerte rápida es castigo muy
leve para los impíos. Morirás
exiliado, errante, lejos del
suelo natal.
Tal es el salario que un impío merece.

COMO

Sos como ese Buda de Granito que recibe en su plato la única ofrenda que un niño pudo hacerle: un puñado de polvo del camino.

Juan Gelman