miércoles, 2 de diciembre de 2009

Dos editores

El primero recibe el manuscrito, y antes de empezar a leerlo, aprieta el extremo de su bolígrafo (click) para empezar a corregir.
El segundo, nada más abrir el sobre, se moja el dedo con gesto compulsivo.

Uno es un escritor frustrado. Otro es un lector desaforado. Cualquiera de los dos puede publicar una gran obra.

Vas a necesitar toda la vida para comprenderlas...

Si cuando te están hablando no las miras directamente, MALO, no es concebible que los ojos y los oídos tengan funciones distintas.
Si cuando estás hablando por teléfono te asaltan con preguntas y no eres capaz de seguir las dos conversaciones, MALO, no es concebible que dos oídos distintos no puedan ocuparse de cosas distintas.